Lo opuesto a los celos: Compersión

Foto: Nymphoninjas.net
Dice la Wikipedia que sí, y dice  la RAE que no, pero como en ésto de las relaciones humanas yo no confío mucho en las Academias, asumiremos que el término COMPERSIÓN, también existe en español. Me cae bien, adémas, porque suena como otras palabras que me gustan, comprensión, compasión, compresión... y encierra un concepto difícil de explicar para quien no lo ha sentido. Por compersión, la comunidad poliamorosa entiende como el placer que se produce cuando la persona amada recibe placer.



No me gusta hacer esto, pero para explicarlo más objetivamente, me voy a fusilar las definiciones que da la Wikipedia:

      La felicidad que produce saber feliz al otro es, en teoría algo bastante lógico. Pero no es tan sencillo, incluso para los swingers, que somos compersivos por principio ideológico. Me encanta, por ejemplo, ver como a Mariana se le iluminan los ojos cuando mira entre las piernas de alguno de sus playmates de cabecera. Esa mirada me produce mejores erecciones que casi cualquier contacto físico. Luego la veo tener sexo y eso va muy bien conmigo. Hasta ahí soy bastante postmoderno. Pero de pronto, y esto lo dice alguien que ha practicado el intercambio de parejas durante muchos años, hay algún gesto, alguna atención que tiene Mariana con él, que usualmente, no tiene conmigo. Yo lo entiendo, él es la novedad y yo soy lo cotidiano. No sólo lo comprendo perfectamente, me identifico con ello porque a mí me pasa lo mismo cuando tengo ciertos besos en la boca, que me hacen volver de golpe a la adolescencia.Y aún entendiendolo todo, en esos casos, me viene a dar con saña un celillo filoso en la parte baja del costado. Mi Diego Cool interno me dice que me relaje y que siga disfrutando el viaje. Después de todo, con qué calidad moral me encelo si tengo un trasero bellamente moldeado rodeando mi encondonada masculinidad. Casi siempre le hago caso al Diego Cool y la pasamos padre. Sin embargo, yo sé que algo me dio por debajo de la mesa, Después, cuando tengo que explicarle a un amigo vertical cómo manejamos Mariana y yo nuestra contemporánea relación de pareja, no me atrevo a confesar mi incomodidad.
      
     Sentir celos, me deja mal parado. Me revela ante mí mismo como un tipo más ordinario de lo que quisiera ser. Me quita lo cool, lo posmoderno me rebaja al nivel de la gente vainilla y eso no lo puedo soportar. Para mayor vejación, a Mariana el tema la tiene sin cuidado. Ella se lanza a jugar impúdicamente y pone su cerebro en mute. La pasa increíble. "¡Un poco de compersión, por favor!" Me pido cuando veo que corro el riesgo de dejar de divertirme. Entonces lo entiendo, al menos creo que lo entiendo. La compersión está ahí. Los celos también. ¿Y pueden dos opuestos estar juntos? Por supuesto. La  mente humana es un compuesto tan complejo que cabe todo al mismo tiempo. El truco es, entonces, reconocer los sentimientos, darles nombre, luego forma y luego cauce. Lo que he aprendido es a disfrutar de esas sensaciones encontradas. Lo que he aprendido es que el deleite de las sinfonías está en lo intrincado de sus composiciones, la ventaja del vino es que trae consigo muchos sabores. De jugar al swing,  lo que más me gusta es lo que estas emociones provocan dentro de mí.

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Y por cierto, hay un buen artículo sobre compersión en: golfxsconprincipios.com

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